¿Qué es el turismo activo?
Una visión del turismo diferente, lejos del turismo de masas al que estamos acostumbrados.
Este (relativamente) nuevo concepto de “turismo activo” nos acerca al mundo natural y cultural, engloba todas las actividades de recreo, deportivas o de aventura que hacemos con el fin de conocer, observar y sentir el entorno, velando siempre por la preservación del medio en el que las llevamos a cabo. Tierra, aire o mar: cualquiera de ellos se puede convertir en el escenario perfecto para realizarlas.
En una aproximación más formal, las actividades de turismo activo se definen en el Decreto 226/2017, de 13 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento por el que se establece el régimen jurídico para el desarrollo de las actividades de turismo activo, como “las de recreo, deportivas o de aventura que se desarrollen normalmente sirviéndose de los recursos que ofrece la propia naturaleza en cualquier medio, sea aéreo, terrestre, subterráneo, acuático o urbano; así como las actividades formativas, informativas o divulgativas en el ámbito cultural, medioambiental u otros análogos”.
¿Qué actividades engloba?
En este mismo decreto se hace referencia a las diferentes actividades que se consideran parte del turismo activo en el ámbito de las islas canarias. Estas se pueden clasificar en función del medio donde se realizan y son las siguientes:
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Terrestres: alpinismo, barranquismo, cicloturismo, escalada, espeleología, montañismo, observación de aves, observación de estrellas, orientación, paintball, puentes colgantes, puenting, rutas en buggies, rutas en burro, en caballo o en camello, rutas en Quads, salto del pastor, slackline, segway, senderismo, supervivencia, tirolina, trekking, vía ferrata.
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Acuáticas: buceo, canoa, esquí náutico, hidropedales, kayak, kitesurf, motos náuticas, paddel surf, piragüismo, rapel, snorkel, surf, vela latina ligera, windsurf.
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Aéreas: ala delta, paramotor, paracaidismo, parascending, parapente.